Ante la iniciativa del gobierno argentino de derogar la resolución 05/2003, que permite que los convoyes de barcazas puedan ser conducidos hasta la terminal por remolcadores de bandera extranjera, las reacciones en el sector han sido muy críticas.
Sin el efecto de esta resolución, los convoyes que transitan por la Hidrovía Paraguay-Paraná con un buque empujador de bandera que no sea argentina, deberán dejar la carga en los amarraderos, desde donde un remolcador argentino trasladará hasta el muelle, en cada puerto.
El experto Jorge Metz, relacionado a la candidatura de Patricia Bullrich, explicó su postura a ComexLatam y adelantó cuál es la idea del sector en el que milita en este momento.
¿Cuál es el alcance de la derogación de la resolución, hoy cuestionada?
Primero hay que entender que actualmente el funcionamiento es que el remolcador trae las barcazas y se encarga de llevarla al muelle. Primero va a una zona de amarre y desde allí traslada la barcaza a terminal. Uno tiene que imaginar a la barcaza como si fuera un buque. El convoy sale de origen con una barcaza para San Lorenzo, otra para Rosario, otra para Buenos Aires y otra a Montevideo. Despachan con escalas, destino final Montevideo, por ejemplo. En teoría, la infraestructura de los puertos en los que van haciendo escalas deberían servir para amarrar el convoy entero. Como no la tienen, aparece es la figura de amarradero, que no estaba contemplada en la ley de puertos de la década de 1990. Ante esta realidad, lo que se hizo fue permitir que el convoy se fuera desarmando a medida que llegara a los puertos de escala para dejar la barcaza correspondiente. Entonces, ese viaje se completa cuando la carga se deja en el muelle, pero en el medio hay una operación en el amarradero, separando la barcaza que finalmente llegará al puerto, por medio del mismo remolcador que está trayendo el convoy. Jurídicamente, la figura de amarradero no existía y la realidad de estos era dispar, en algunos casos muy precarios. Cuando tocó resolver con la realidad que teníamos, allí se armó la cámara que nucleaba a los amarraderos, como forma de ordenar. Primero definimos qué era un amarradero, definimos las características técnicas que debían tener para habilitarlo. Y el problema más grande estaba en los remolcadores. Entonces, se debería tener uno para cada amarradero, cosa imposible cuando se piensa que habia 120 detectados.
¿Cómo incidirá en los costos tener un remolcador por amarradero?
Más allá de que era imposible, si hubiera un remolcador por amarradero, los costos subirían quizás US$ 15 mil por viaje. Esto hubiese atentado contra la competitividad que queríamos en el gobierno de Mauricio Macri. Entonces, dejamos las cosas como están hasta hoy.
Argentina no tiene suficientes remolcadores. ¿Qué pasará?
Yo creo que proponen una suerte de weiver. Van a proponer desarmar una legislación que viene desde hace años, con la mentira de echarle la culpa a Prefectura. En su momento, nosotros recibimos denuncias de todo tipo; cientos de denuncias y, de todas ellas, solo una era real. Actuamos en consecuencia y multamos. Lo que se está persiguiendo es el weiver para salir de la emergencia. Ni nos imaginamos la cantidad de weivers que van a haber por día.
¿Esto se cobra?
Claro. Es un gran negocio para algunos. Si nos toca llegar al gobierno, esto lo vamos a mantener como está al día de hoy. Después de todo lo que se ha hablado de cabotaje, peaje y demás, es momento de cortar y dar de nuevo. Me parece que todas estas cosas que se debaten, en donde se culpan a autoridades de aplicación que no son responsables de esto, donde cada parte aprovecha parte de la legislación para discutir. Hay que volver a meter todo lo que pasa y sobre la mesa. ¿Por qué? Porque los funcionarios como los que hoy tiene Argentina, sin capacidad ni idoneidad, atacan los problemas de a uno, cuenco esto hay que resolverlo de manera definitiva, mandando todo.
¿Por qué cree que debe ser así?
Hay que ver que comités como el CIC y el CIH no han reaccionado a tiempo. En una reunión le decía a la presidente del Centro de Navegación de Uruguay, Mónica Ageitos, que recordáramos cuando Argentina afectó alevosamente a Uruguay por el tema pasteras y nadie saltó. Todo estos organismos siguieron funcionando, viajando. Ojalá se hubieran preocupado como lo hacen ahora con el tema del peaje. Hoy existen mejores herramientas de comunicación y hay decisiones regionales que se han actualizado. Algunos de los países han progresado en esto, pero otros permanecerán en la oscuridad. Si todos estos comités funcionaran como no lo hacen, no tendríamos estos debates. Si los usuarios discuten las medidas es porque los comités no están actuando como corresponde. Es momento de funcionar por la integración, discutir las obras que todos necesitamos hacer; discutir, por ejemplo, cuánto es el valor del peaje y cuál es el proyecto. Hay que animarse a pensar distinto, a pensar si necesitamos tener contratos anuales de permanencia, si es necesario tener un solo operador que drague desde el Orinoco hasta el Río de la Plata, o se reparte en zonas para abaratar costos. Hay cosas que debemos hacer entre todos.
¿Esa sería una idea de integrar a la región y complementarse?
Exacto. Que estas instituciones tengan una visión de integración real, que busquen la complementación.