La economía global atraviesa un momento de profunda transformación estructural, según el último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI). El aumento del proteccionismo, las tensiones comerciales y un repliegue de la cooperación internacional están marcando el ritmo de la actividad económica mundial.
En 2025, Estados Unidos aumentó los aranceles a sus principales socios comerciales, alterando las reglas del comercio global y generando incertidumbre. Sin embargo, el sector privado logró mitigar parte del impacto al adelantar importaciones y diversificar cadenas de suministro. Además, varios países optaron por acuerdos bilaterales y medidas prudentes, evitando represalias masivas y amortiguando el golpe inicial.
Pese a estas estrategias, el panorama sigue siendo frágil. La tasa arancelaria efectiva de EE. UU. se mantiene elevada y las tensiones comerciales afectan la confianza empresarial. El FMI proyecta un crecimiento mundial del 3,2 % en 2025 y del 3,1 % en 2026, con una pérdida acumulada de 0,2 % del PIB global respecto a proyecciones previas. En las economías avanzadas, el crecimiento rondará el 1,5 %, mientras que los mercados emergentes y en desarrollo se mantendrán levemente por encima del 4 %. La inflación global bajaría al 4,2 % en 2025 y al 3,7 % en 2026, aunque seguirá elevada en Estados Unidos.
Entre los riesgos destacados, el FMI señala la posibilidad de burbujas financieras vinculadas a la inteligencia artificial, la debilidad estructural de China, tensiones fiscales por deuda y gasto público, y presiones políticas sobre los bancos centrales. No obstante, advierte que acuerdos internacionales y una adopción eficiente de la tecnología podrían impulsar el PIB global hasta un 1,1 % adicional.
América Latina: Crecimiento moderado pero desigual
En este contexto global, América Latina mantiene un crecimiento moderado, proyectado en 2,4 % para 2025 y 2,3 % para 2026, según datos del FMI recopilados por Bloomberg Línea. Esta cifra representa una mejora respecto a estimaciones previas, impulsada por menores aranceles y datos económicos más sólidos.
Algunos países destacan por su desempeño: Argentina lidera la región con un crecimiento del 4,5 %, seguida de Paraguay con 4,4 %, mientras que Brasil, la economía más grande de la región, prevé desaceleración al 2,4 % en 2025 y 1,9 % en 2026. México contribuye positivamente con un crecimiento del 1 %, superando las expectativas anteriores. Otros países como Perú, Chile, Colombia y Uruguay mantienen tasas moderadas, mientras que Bolivia y Venezuela presentan un crecimiento muy limitado.
A pesar de estas cifras alentadoras, la región enfrenta retos estructurales persistentes: espacio fiscal reducido, inflación todavía elevada, fragmentación comercial y alta dependencia de exportaciones de materias primas. Estos factores limitan la capacidad de los gobiernos para estimular la economía y dejan a los países vulnerables a choques externos.
Mirando hacia el futuro
El FMI subraya que la estabilidad económica global y regional dependerá de la coordinación de políticas, la fortaleza institucional y la cooperación internacional. La adopción responsable de nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, y reformas estructurales que fortalezcan la productividad, la educación y la infraestructura serán clave para sostener un crecimiento más sólido y resiliente.
En síntesis, aunque la economía mundial muestra señales de desaceleración, América Latina logra encontrar resquicios de crecimiento en un contexto de incertidumbre. Argentina y Paraguay lideran, mientras otros países avanzan con prudencia, enfrentando desafíos históricos y estructurales que definirán el rumbo de la región en los próximos años.