La infraestructura portuaria que moviliza cerca de la mitad de las exportaciones mineras del Perú ingresó en una fase decisiva. El puerto de Matarani, clave para el cobre peruano y la ruta comercial entre Sudamérica y Asia, inició una etapa de modernización sin precedentes tras recibir la autorización para ejecutar una inversión cercana a los 700 millones de dólares y la ampliación de su concesión por 30 años a favor de Terminal Internacional del Sur (Tisur).
La decisión, formalizada mediante la Adenda N° 5 y publicada en el Diario Oficial El Peruano, marca un giro estratégico para la macrorregión sur. El terminal —que ya moviliza entre el 40 % y el 50 % de las exportaciones nacionales de cobre— busca consolidarse como el eje logístico dominante de la zona, desafiando el protagonismo histórico de Paita y la proyección del nuevo megapuerto de Chancay.
Esta transformación, destacada por medios regionales como BioBioChile, también coloca a Matarani en el centro de atención de Chile y de la cadena logística andina.
Una inversión récord para un puerto clave
La adenda firmada por la entonces presidenta Dina Boluarte establece la ejecución de obras de modernización por 700 millones de dólares, cifra que supera con amplitud los 120 millones previamente comprometidos. El acuerdo fue respaldado por el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), que detalló que el plan se ejecutará en ocho etapas para evitar la interrupción de los servicios portuarios.
Entre las obras contempladas destacan:
- Construcción de un nuevo amarradero multipropósito.
- Instalación de grúas eléctricas.
- Ampliación y renovación del muelle existente.
- Habilitación de un almacén de minerales para 40.000 toneladas métricas.
- Áreas especializadas para el manejo de contenedores.
Según el expediente técnico citado por Infobae Perú, el 65 % de la inversión se ejecutará en los próximos tres a cuatro años, impulsada por la creciente demanda de la futura producción minera de proyectos como Majes Siguas II, Corani, Los Calatos, Cotabambas y Haquira.
Impacto económico y empleo regional
El megaproyecto tendrá efectos económicos significativos. Solo en la fase de construcción se prevé la creación de 1.800 empleos directos, mientras que el Estado peruano recibirá 356 millones de dólares en aportes derivados de la concesión, además de mantener una retribución del 5 % sobre los ingresos brutos del operador.
A esto se suman una retribución especial de 9,85 % por el “Proyecto Bahía Islay” y un adicional del 1 % condicionado al crecimiento de los ingresos.
Las inversiones inducidas podrían superar los 11.000 millones de dólares, según estimaciones del propio concesionario.
Un cuarto de siglo como enclave estratégico
Matarani fue entregado en concesión en 1999 a TISUR, operador vinculado al Grupo Tramarsa (Grupo Romero y GIP–BlackRock). Desde entonces, la capacidad operativa del terminal se ha multiplicado por seis, con más de 290 millones de dólares ya invertidos en infraestructura.
Hoy, el puerto es esencial para la exportación de minerales de Cerro Verde, Las Bambas, Antapaccay, Constancia y Mina Justa, e incluso para cargas de empresas chilenas y bolivianas que buscan salida al Pacífico.
“El puerto está en un momento clave. La demanda crece aceleradamente y existe un riesgo real de saturación”, advirtió Mauricio Núñez del Prado, gerente general de TISUR. “La ampliación de Matarani es fundamental para garantizar la viabilidad de los grandes proyectos mineros del sur”, agregó, en declaraciones recogidas por Gestión.
Alianza estratégica con Chancay y nueva conectividad internacional
Un elemento de alto impacto para la región es la alianza logística entre Matarani y Chancay, que habilita un servicio de cabotaje entre ambos terminales. El marco legal reciente permitió que un puerto regional como Matarani pueda transportar mercancía hacia otro puerto peruano, un cambio que reconfigura por completo el mapa logístico del país.
Según RPP Noticias, esta coordinación —impulsada por Cosco Shipping, operador del megapuerto de Chancay— ya generó la primera recalada entre ambos terminales, operación que ahora se repite dos veces al mes con exportaciones de alta demanda: agroindustria, textiles, refrigerados, productos biológicos y, recientemente, carga brasileña.
Para Chile, Bolivia y Brasil, esta interconexión abre una ruta más competitiva hacia los mercados asiáticos, diversificando la salida tradicional por el Callao, hoy con limitaciones de capacidad.
El salto que redefine la logística del sur
La modernización anunciada permitirá incrementar en 50 % la capacidad operativa del terminal y, según cálculos de TISUR, sostener el crecimiento minero de la región durante las próximas décadas.
Con su ampliación, Matarani no solo refuerza su rol como puerta de salida de la minería peruana, sino que se proyecta como un hub logístico regional, capaz de integrar flujos de carga desde el sur del Perú, el norte de Chile, Bolivia y el corredor bioceánico hacia Brasil.
La transformación del puerto marca un antes y un después para la competitividad exportadora del país y para la arquitectura logística sudamericana.