El ministro relator Antonio Anastasia defendió un modelo de competencia en una sola fase, abierto a todos los grupos, con la condición de que un operador ya instalado en el Puerto de Santos deba vender su activo actual si gana. En contraste, el ministro Bruno Dantas votó por un proceso en dos etapas, en el que la primera estaría restringida para empresas navieras como Maersk, MSC y CMA CGM, debido al riesgo de integración vertical.
El debate se interrumpió cuando el ministro Augusto Nardes pidió más tiempo para analizar el caso y solicitó una revisión, lo que suspendió la votación por 15 días. El tema volverá a la agenda el 8 de diciembre. Aunque el proceso está detenido, Nardes y el ministro Jorge Oliveira ya anticiparon apoyo a la propuesta de Dantas, mostrando un TCU dividido.
El proyecto de la nueva terminal, que requiere una inversión estimada de 6.500 millones de reales, ha sido motivo de tensiones entre el regulador Antaq, grandes navieras y otros organismos del gobierno. Anastasia argumentó que Antaq ya había descartado el riesgo de verticalización y que excluir a las navieras en la primera fase violaría el principio de isonomía. Dantas, por el contrario, insistió en que se trata de un mercado con fuerte capacidad de interferencia y que la primera etapa debe limitarse solo a compañías navieras para reducir desequilibrios competitivos.
Las reglas de la licitación llevan meses en disputa. Antaq propuso un modelo que restringe la participación inicial de operadores de contenedores ya instalados en Santos, lo que afectaría a Maersk, MSC, CMA CGM y DP World. Maersk incluso recurrió a la Justicia para revertir el formato, hasta ahora sin éxito. En contrapartida, la Secretaría de Acompañamiento Económico (SEAE) del Ministerio de Hacienda y dictámenes técnicos del propio TCU recomiendan una subasta única, sin restricciones, pero con obligación de desinversión para evitar concentración.
La futura terminal ocupará 622.000 m² en la región de Saboó y contará con cuatro muelles y capacidad para 3,5 millones de TEU por año. El contrato prevé 25 años de concesión, renovables hasta 70. El proyecto ya había sido archivado durante el inicio de la administración actual, pero volvió a la agenda tras la congestión registrada en el puerto el año pasado.
Con Santos operando al límite, la licitación de Tecon 10 es considerada estratégica. Sin embargo, el riesgo de concentración de mercado, si un operador actual controla también la nueva área, mantiene el proyecto bajo intensa presión política y empresarial