Durante el año 2024, el nodo portuario del Gran Rosario reafirmó su posicionamiento como el segundo más importante del mundo en términos de abastecimiento global de cereales, oleaginosas y subproductos. Con despachos que alcanzaron las 65,9 millones de toneladas, superó nuevamente al puerto de Santos (Brasil) y quedó solo por detrás del complejo de Nueva Orleans, en Estados Unidos. Esta performance consolida su papel estratégico en el comercio agroalimentario mundial y destaca la competitividad de la agroindustria argentina.
El complejo portuario del Gran Rosario —que abarca unos 70 kilómetros de costa sobre el río Paraná, desde Timbúes hasta Arroyo Seco— concentra más del 75% de las exportaciones agroindustriales del país. Su infraestructura moderna, la integración de múltiples terminales privadas y su capacidad operativa lo convierten en un centro logístico de clase mundial. En total, operan allí más de 20 terminales portuarias especializadas en granos, aceites, harinas y biodiésel.
Uno de los factores que explica su eficiencia es la proximidad con la principal zona productiva del país. Mientras que en otros países los productos agrícolas recorren distancias de más de 1.500 kilómetros hasta el puerto, en Argentina la distancia promedio es sustancialmente menor: 226 km para la soja, 257 km para el maíz y 207 km para el trigo. Esta ventaja logística reduce costos, tiempos y emisiones, generando un diferencial competitivo clave en los mercados internacionales.
Así, el nodo exportador del Gran Rosario no solo se destaca por su volumen, sino también por su modelo de integración territorial, su adaptabilidad a las demandas del comercio global y su rol central en la generación de divisas para el país. La articulación entre infraestructura, producción y servicios logísticos refuerza su lugar como motor de la agroindustria argentina y lo posiciona como un activo estratégico para el desarrollo económico nacional.