El grupo estatal chino Cosco Shipping Corporation está en conversaciones para incorporarse como inversor al consorcio liderado por Mediterranean Shipping Company (MSC), que busca adquirir el control de la red global de 43 terminales de contenedores que Hutchison Ports posee fuera de China. Según fuentes citadas por Bloomberg, el objetivo de esta incorporación es facilitar la aprobación de la operación por parte del Gobierno de Xi Jinping, que ha expresado su oposición a la transacción desde el inicio.
Cosco, con sede en Shanghái, es actualmente la cuarta mayor naviera del mundo y el tercer operador global de terminales de contenedores, con un volumen de tráfico de 53,8 millones de teus. Sin embargo, no es el único posible socio chino en consideración: otras empresas respaldadas por el Estado también estarían evaluando su participación en el consorcio encabezado por MSC a través de su filial Terminal Investment Limited (TIL). Entre ellas se menciona a China Merchants Ports, que, a diferencia de Cosco, no posee una flota propia de portacontenedores.
La alianza internacional que busca adquirir el 80% de Hutchison Ports, incluye además a la gestora de activos estadounidense BlackRock y su fondo Global Infrastructure Partners (GIP). En principio, la estructura del acuerdo preveía que TIL controlaría 41 terminales en 22 países, mientras que BlackRock y GIP se quedarían con la mayoría accionarial (51%) de las terminales panameñas de Balboa y Cristóbal, dejando el 49% restante para MSC. Esta distribución fue celebrada por el expresidente Donald Trump como una victoria geopolítica para Estados Unidos; pero fue mal recibida por las autoridades chinas.
El giro inesperado llegó desde Panamá. El administrador del Canal, Ricaurte Vásquez, advirtió sobre el riesgo de una excesiva concentración de capacidad en manos de una sola naviera, lo cual podría afectar la neutralidad del canal y la competitividad del país. Además, desmintió que los buques de guerra estadounidenses vayan a tener paso libre, en contra de lo que había anunciado Trump.
Para evitar que los obstáculos regulatorios en Panamá frenen toda la operación, las partes están considerando dividir la transacción en dos bloques: uno que incluye las terminales panameñas y otro con las restantes 41. El plazo de exclusividad para las negociaciones vence a finales de julio, lo que añade presión a las partes para cerrar un acuerdo viable.
La eventual entrada de Cosco no solo serviría para destrabar las reticencias del gobierno chino, sino que también se alinea con su estrategia de expansión portuaria. En Europa, Cosco ya opera 11 terminales, con participación mayoritaria en seis de ellas —incluidas instalaciones clave en Grecia, España y Bélgica— y participaciones minoritarias en otras cinco. China Merchants sigue una estrategia similar a través de su joint venture Terminal Link con CMA CGM.
Según analistas de Drewry, si se concreta la compra, MSC se consolidará como el mayor operador global de terminales, aunque la operación forzaría desinversiones en mercados donde sus intereses se solapan con los de Hutchison, como España, el norte de Europa y Panamá. Aún no se ha confirmado si el acuerdo ha sido notificado a la Comisión Europea, y no ha habido respuesta oficial al respecto. La complejidad regulatoria y la dimensión geopolítica de la operación convierten esta adquisición en uno de los movimientos más delicados del comercio marítimo global en 2025.