La situación de seguridad en el Mar Rojo ha entrado en una nueva fase crítica, con una alarmante escalada de ataques a buques mercantes y bombardeos aéreos israelíes en puertos estratégicos de Yemen. En las últimas 48 horas, los enfrentamientos han dejado muertos, heridos y severos daños a la infraestructura portuaria de la región, comprometiendo gravemente el tránsito marítimo en una de las rutas comerciales más importantes del mundo.
Según informó Splash 247, el granelero Eternity C, con bandera de Liberia y operado por la empresa griega Cosmoship Management, fue atacado el martes por drones, lanchas rápidas y fuego de armas ligeras a unas 50 millas náuticas al suroeste de Hodeidah, Yemen. El buque, que transportaba a 22 tripulantes, quedó a la deriva tras quedar inutilizados sus motores y su sistema de comunicaciones, debido al impacto directo en el puente de mando. La embarcación fue atacada por cuarta vez y quedó rodeada por esquifes armados. Se reportan al menos tres muertos y un herido, según empresas de seguridad marítima.
Este ataque se produjo menos de 24 horas después de un asalto similar al buque Magic Seas, también en el Mar Rojo, en un patrón que evidencia una preocupante intensificación de la campaña hostil llevada a cabo por los rebeldes hutíes. El grupo se adjudicó el ataque al Magic Seas y afirmó que el barco se hundió, aunque esta información aún no ha sido verificada de manera independiente.
En paralelo, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) lanzaron una serie de ataques aéreos bajo la denominada Operación Bandera Negra, que tuvieron como blanco los puertos de Hodeidah, Ras Isa y Saleef. Según el gobierno israelí, estos bombardeos fueron en represalia por las agresiones hutíes contra su territorio e intereses marítimos.
Las consecuencias fueron devastadoras: imágenes satelitales y reportes locales confirman serios daños a las instalaciones portuarias. En Saleef, la destrucción de la central eléctrica ha paralizado la actividad en molinos harineros y silos de granos. También se presume que dos graneleros con bandera de Barbados resultaron afectados por explosiones cercanas, aunque no se reportan víctimas en sus tripulaciones.
Otro blanco de los ataques fue el Galaxy Leader, un buque capturado por los hutíes en noviembre de 2023, que presuntamente había sido adaptado para monitorear el tráfico marítimo. El navío se encontraba atracado en Ras Isa al momento del bombardeo.
Ante esta situación, agencias de seguridad como Ambrey y UKMTO han emitido nuevas recomendaciones para las embarcaciones que transitan por la región, entre ellas reducir al mínimo la presencia en cubierta, establecer zonas seguras por encima de la línea de flotación y evitar la cercanía con barcos que navegan sin señal AIS activa.
El secretario general de la Organización Marítima Internacional (OMI), Arsenio Domínguez, condenó enérgicamente los hechos: “Tras varios meses de calma, la reanudación de los deplorables ataques en el Mar Rojo constituye una nueva violación del derecho internacional y la libertad de navegación. Los marineros inocentes y las poblaciones locales son las principales víctimas de estos ataques y de la contaminación que causan. El diálogo constructivo es la solución para resolver las actuales crisis geopolíticas que afectan a la gente de mar y al transporte marítimo internacional”, expresó.
En medio de este escenario complejo, una noticia positiva llegó desde la India: la Dirección General de Transporte Marítimo confirmó la liberación de más de 150 marineros indios que permanecían varados en el puerto de Ras Isa desde diciembre. Los once buques en los que se encontraban ya lograron zarpar, tras el levantamiento del bloqueo impuesto por los hutíes luego del bombardeo israelí de abril.
El Mar Rojo atraviesa su periodo más volátil en lo que va del año, con consecuencias que podrían alterar profundamente el comercio marítimo internacional si la crisis continúa escalando.