El ambicioso plan del presidente Donald Trump para revitalizar la industria de la construcción naval estadounidense atraviesa un momento crítico tras la renuncia de figuras clave dentro del Consejo de Seguridad Nacional (NSC), encargadas de liderar esta política.
Ian Bennitt, asesor marítimo senior y director de capacidad marítima e industrial, dejó su cargo la semana pasada junto a Brian McCormack, jefe de gabinete del NSC.
Estas salidas representan un duro golpe al programa impulsado por Trump, que apenas unos meses atrás había tomado un nuevo impulso con la firma de una orden ejecutiva destinada a fortalecer la construcción naval nacional y reducir la dependencia de China en la industria naviera global.
La renuncia de Bennitt, en particular, reviste especial importancia por su rol en el diseño y ejecución de la estrategia marítima de la administración. Se espera que el asesor continúe su carrera en el sector privado.
La situación ha generado preocupación en el entorno político y empresarial que había recibido con entusiasmo el anuncio de la reactivación del sector naval. En abril, la Casa Blanca había creado una oficina marítima dentro del NSC como señal de compromiso con la industria. Sin embargo, según reportó el Wall Street Journal, a principios de julio cinco de los siete integrantes de esa oficina ya habían abandonado sus funciones.
Desde la Casa Blanca, la portavoz Anna Kelly evitó referirse directamente a las recientes dimisiones, pero afirmó que la administración Trump continúa comprometida con la industria naval: “La construcción naval estadounidense fue descuidada durante décadas bajo presidentes fallidos como Joe Biden, pero el presidente Trump está priorizando esta industria vital para fortalecer la seguridad económica y nacional de nuestro país”, sostuvo en un comunicado.
El vaciamiento progresivo del equipo responsable del relanzamiento naval pone en duda la viabilidad de una estrategia que había logrado apoyo bipartidista en sus inicios. La salida de los funcionarios podría marcar un punto de inflexión en el objetivo de “recuperar el dominio estadounidense en la construcción naval”, una promesa central del presidente Trump en su plan económico y de defensa.