Jorge Metz, un referente histórico del sector marítimo, fluvial y portuario argentino, se postula como primer diputado provincial por la coalición Potencia en la provincia de Buenos Aires.
Marino mercante de profesión —como señala su currículum y confirma su trayectoria—, ha dedicado su vida a la navegación y a la gestión portuaria. Hoy, busca llevar esa experiencia a la diputación, con un objetivo claro: transformar la política marítima y fluvial de la Argentina.
En esta entrevista, Metz traza un diagnóstico del sistema portuario actual y presenta sus propuestas para modernizar un sector clave en el desarrollo productivo del país.
«Tengo la experiencia de haber trabajado en tierra y agua»
—En tus redes decís que sos marino mercante con vocación en la administración de puertos y vías navegables. ¿Qué lugar ocupa eso en tu camino político?
—Tengo experiencia acumulada desde 1979, tanto en el ámbito público como en el privado, en tierra y en el agua. Empecé navegando en ultramar y en la vía fluvial nacional, además de haber trabajado en el exterior. Con la vuelta a la democracia, participé en terminales offshore en Bahía Blanca, Comodoro Rivadavia y, en menor medida, en Río Grande. En los años 90, cuando se decidió transferir los puertos públicos a las provincias, formé parte del diseño de un nuevo modelo junto a Roberto José Dromi. Así nacieron los Entes de Derecho Público No Estatal, como los de Quequén y Bahía Blanca. Fue una solución adecuada para ese momento, pero hoy está desactualizada. Necesitamos una nueva Ley de Puertos que responda a los desafíos actuales de competitividad y que complete la institucionalidad del sistema. María Eugenia Talerico, con quien trabajo, tiene el perfil necesario para esa tarea: honestidad, trabajo, humildad y seriedad.
Reformas clave: aduanas, medioambiente y ferrocarriles
Metz no titubea al hablar de los temas que quiere impulsar desde el Parlamento. Su enfoque apunta a resolver trabas concretas que, asegura, obstaculizan el desarrollo logístico de la Argentina.
—¿Cuáles son los proyectos que más te motivan para entrar al Congreso?
—Hay varios. Primero, eliminar la intervención de la Aduana en el cabotaje nacional. No hace falta modificar todo el Código Aduanero, solo el tratamiento del cabotaje. Hoy representa un verdadero cuello de botella: un viaje que podría durar ocho días se extiende a 24 o 28, con costos que afectan gravemente a destinos como Ushuaia.
Otro punto clave es unificar la aprobación de estudios de impacto ambiental. Actualmente, cada provincia tiene su propia normativa, lo que genera demoras, burocracia y, muchas veces, corrupción. Eso desalienta inversiones.
También es fundamental abordar la cuestión ferroviaria. Si el Estado no habilita ramales, no hay salida posible, pero sí se puede avanzar en centros de transferencia gestionados por privados. El camión no es el enemigo; puede ser un aliado del ferrocarril.
Propuestas para la provincia: control ambiental, impuestos y zonas francas
—¿Y en el plano provincial?
—Ahí también hay mucho por hacer. Por ejemplo, mejorar el control del saneamiento ambiental al finalizar las concesiones portuarias, especialmente en dragados y refulados en islas y canales.
Además, revisar impuestos como Ingresos Brutos o el ABL (alumbrado, barrido y limpieza) que algunos municipios aplican al comercio exterior, a pesar de que ya existen leyes nacionales que lo prohíben.
Otro punto es integrar las zonas francas de Coronel Rosales y La Plata a los consorcios de gestión portuaria respectivos. Esto permitiría eliminar estructuras burocráticas innecesarias y mejorar la eficiencia.
“El Congreso no tiene gente idónea para este sector”
Metz es crítico respecto al desconocimiento que, a su juicio, impera en el ámbito legislativo sobre los temas de infraestructura portuaria y fluvial. La falta de expertise técnica, afirma, se traduce en decisiones equivocadas y costosas para el país.
—¿Sentís que el Congreso carece de gente que conozca el sector?
—Afirmativo. No hay idoneidad, ni capacidad técnica, ni pertenencia a nuestra actividad. Y eso se nota. Las decisiones del Ejecutivo, tanto nacional como provincial, suelen tomarse desde el desconocimiento total. Basta ver cómo se manejan los temas con Uruguay o las licitaciones fallidas que afectan la competitividad regional. Se dictan resoluciones sin ningún sustento técnico. A veces, la única experiencia que tienen algunos funcionarios es haber cruzado el estuario en un ferry. Se necesita pertenencia, conocimiento técnico y, sobre todo, respeto.
Metz concluye con una frase que sintetiza su misión: “Argentina tiene todo para ser un país marítimo, pero no se lo ha propuesto.” Y por eso, dice, quiere estar en el Congreso. Porque el desarrollo portuario, afirma, es clave para abrirle al país la puerta al mundo.