En un análisis de la situación político-económica de Uruguay y del contexto internacional, el economista local Ignacio Munyo, hizo hincapié en la necesidad de simplificar leyes y eliminar trabas burocráticas para fomentar el crecimiento.
El experto, que disertó en el evento realizado en el Hotel Radisson de Montevideo con la participación de cerca de 500 empresarios, abordó los indicadores económicos previstos para 2025, los obstáculos regulatorios y parlamentarios, además de presentar la nueva herramienta del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres), que será entregada próximamente al Ministerio de Economía y Finanzas (MEF).
Según informó el diario uruguayo El País, la herramienta, llamada “Uruguay más simple”, tiene como objetivo identificar normativas complejas o innecesarias que obstaculizan la actividad económica.
Ceres consultó a 363 instituciones y recibió 203 respuestas de 13 departamentos y el resultado arrojó que los principales focos de trabas burocráticas se ubican en el Ministerio de Salud Pública, las intendencias departamentales y el propio MEF.
Entre los casos mencionados por Munyo se encuentran la lentitud de la Ley de Empleo Juvenil, las limitaciones de la ley 18.566 en el Consejo de Salarios y los múltiples controles en las operaciones de compraventa.
Durante su exposición, el analista afirmó que el crecimiento económico estimado para este año será del 2,5%, aunque advirtió que una parte importante de ese porcentaje proviene del arrastre estadístico. Coincidiendo con la postura del ministro de Economía y Finanzas uruguayo, Gabriel Oddone, señaló que la clave para fomentar el crecimiento está en destrabar procesos y atraer más inversiones.
En otro orden, también subrayó que, si bien el contexto internacional es desafiante, no impide el desarrollo económico del país.
Munyo destacó que Estados Unidos sigue siendo un socio comercial prioritario, especialmente para el sector tecnológico. El 85% del software exportado por Uruguay tiene como destino ese país.
En línea con esto, propuso medidas para mejorar la relación bilateral -como igualar la tasa consular que se aplica a Estados Unidos y al Mercosur- no impulsar inversiones chinas en sectores estratégicos, fortalecer la colaboración con la DEA y aceptar inmigrantes deportados sin antecedentes penales.
Asimismo, sugirió enviar una señal clara contra el antisemitismo como postura de derechos humanos.
Respecto a la inversión, Munyo indicó que actualmente representa el 16,2% del Producto Interno Bruto (PIB), un nivel similar al de Guatemala, y planteó que debería alcanzar el 20%. Esto implicaría unos US$ 3.100 millones adicionales por año.
Por otra parte, cuestionó una posible reforma de los esquemas de incentivos fiscales, al advertir que podría generar un efecto negativo si no se gestiona correctamente.
En materia social, alertó sobre la infantilización de la pobreza en Uruguay. Según cifras del Instituto Nacional de Estadística, la pobreza monetaria alcanza al 17,3% de la población, mientras que la multidimensional llega al 18,9%. Munyo criticó también la existencia de 500 programas públicos que no logran dar respuesta efectiva a 320 mil niños que viven en situación de pobreza.
En relación al tipo de cambio, el análisis de Ceres indica que si la inflación alcanza el 4,5% a finales de 2025, el dólar se ubicaría en $43; pero si la divisa llegara a $50, la inflación podría escalar al 10%. Uruguay ha mejorado su competitividad respecto a Argentina, pero ha ampliado su brecha con Brasil, lo que genera preocupación.
El estudio parlamentario realizado por Ceres revela que el 33% de los legisladores considera que las TICs son clave para el crecimiento, seguidas por energías renovables, ganadería, forestación, agricultura y turismo.
El informe también recoge opiniones sobre la próxima ronda del Consejo de Salarios: la mayoría del oficialismo prefiere mantener la indexación salarial, mientras que en la oposición hay más apertura a modificarla.
En cuanto a los socios regionales, las exportaciones a China se han visto afectadas por la caída en ventas de carne, lácteos y madera, aunque crecieron las de celulosa. En Argentina, la situación macroeconómica ha mejorado, pero persiste el desafío de atraer inversiones. En Brasil, la inflación y las tasas de interés siguen siendo elevadas, y preocupa a Uruguay el encarecimiento relativo de sus precios en comparación con los del país vecino.