China avanza en la construcción de una terminal de granos en el puerto de Santos, en San Pablo, a través de la estatal Cofco, con una inversión de USD 285 millones que promete triplicar la capacidad de embarque hasta los 14 millones de toneladas anuales. La iniciativa refuerza la estrategia de Beijing de reducir su dependencia de Estados Unidos en el abastecimiento de soja y maíz, en medio de la tensión comercial que mantienen ambas potencias.
Según Infobae, analistas brasileños consideran que este movimiento asegura contratos a largo plazo y cambia el mapa de la agroindustria mundial. Afirman incluso que “el centro de la agroindustria se está trasladando de Nueva Orleans a Santos”, un puerto que en 2024 movió 180 millones de toneladas, la mitad correspondientes a soja con destino a China.
La nueva terminal, diseñada casi exclusivamente para el manejo de granos, contará con silos verticales de gran capacidad, sistemas de climatización inteligente y cintas transportadoras automatizadas que podrán movilizar hasta 2.000 toneladas por hora. El proyecto incluye conexión directa con la red ferroviaria y las principales carreteras que unen las zonas productoras con la costa atlántica, lo que potenciará la eficiencia logística.
En términos operativos, dispondrá de cuatro líneas ferroviarias, tres grandes silos y dos cargadores de barcos capaces de mover 4.000 toneladas por hora. Además, ofrecerá una capacidad de almacenamiento estático de 490.000 toneladas y permitirá cargar más de 200 buques al año. Todo bajo estándares ambientales que incluyen contención de partículas, aislamiento acústico y captación de agua de lluvia.
Cofco también invierte en locomotoras y vagones, creando una cadena logística integrada que reducirá costos en un 10 % a 15 %. Se prevé que las operaciones comiencen entre fines de 2025 y principios de 2026, con la intención de exportar entre el 70 % y el 80 % de la producción brasileña de la compañía a través de Santos.
El avance chino en infraestructura no se limita a este proyecto. La estatal participa en la construcción de otra terminal en Maranhão y apuesta al ferrocarril bioceánico que conectará el centro de Brasil con un megapuerto en Perú, reduciendo hasta en 10 días el viaje hacia Asia. Para los especialistas en geopolítica, esta estrategia confirma la decisión de Beijing de consolidar su influencia en Sudamérica y asegurar el control de rutas comerciales clave.
Mientras tanto, en Estados Unidos crece la preocupación: los farmers enfrentan una nueva campaña comercial sin las compras chinas de soja, justo cuando Donald Trump impulsa otra ofensiva para equilibrar la balanza comercial. El antecedente de 2018, con pérdidas de USD 27.000 millones para los productores, aún pesa, y el escenario actual promete ser más complejo.