La administración del presidente Donald Trump lanzó una contundente advertencia a los países miembros de la Organización Marítima Internacional (OMI): aquellos que voten a favor del “Marco Net Zero” (NZF), una propuesta que busca imponer un impuesto global al carbono sobre el transporte marítimo, podrían enfrentar sanciones económicas, migratorias y comerciales por parte de Estados Unidos.
El NZF será votado esta semana en Londres y cuenta con el respaldo de varios países europeos. La iniciativa pretende financiar la descarbonización del sector mediante un cargo global sobre las emisiones de dióxido de carbono de los buques, lo que representaría el primer tributo mundial aprobado por una agencia de Naciones Unidas para el transporte marítimo.
Desde la Casa Blanca calificaron el plan como una “exportación neocolonial de regulaciones climáticas europeas” y advirtieron que podría “poner en riesgo la estabilidad económica mundial” al elevar los costos del transporte hasta en un 10 %. “Estados Unidos no aceptará ningún acuerdo internacional que imponga cargas injustas o perjudique los intereses del pueblo estadounidense”, señala el comunicado oficial, que agrega: “Impondremos costos significativos a los países que apoyen esta propuesta y a los funcionarios que la promuevan”.
Entre las posibles represalias que evalúa Washington figuran el bloqueo de acceso a puertos estadounidenses de buques abanderados por las naciones que respalden el NZF, investigaciones comerciales por prácticas anticompetitivas, restricciones migratorias a tripulantes, penalizaciones en contratos federales y sanciones personales contra funcionarios promotores de políticas climáticas que afecten al consumidor estadounidense.
Semanas antes de esta advertencia, el presidente José Raúl Mulino había expresado el apoyo de Panamá al Marco Net Zero durante una entrevista con Panorama Marítimo y Logístico. En aquella ocasión, Mulino aseguró que el país “acompaña los esfuerzos internacionales para la descarbonización del transporte marítimo”, destacando su rol como líder en sostenibilidad y eje del comercio mundial.
El pronunciamiento de Washington coloca ahora a Panamá y a otros países en una posición diplomática compleja, al tener que balancear sus compromisos ambientales con el riesgo de sanciones de su principal socio económico. Panamá, junto con Liberia e Islas Marshall —que concentran cerca del 50 % del abanderamiento mundial de naves—, se perfila como un actor clave en la votación de esta semana.
La definición del NZF en la OMI promete ser una de las más tensas de los últimos años. Mientras las naciones europeas y los estados insulares defienden el impuesto como una herramienta vital para financiar la transición verde, las potencias energéticas y grandes exportadores alertan sobre sus posibles efectos en la competitividad global.
Para Panamá, miembro del Consejo de la OMI y primer registro de naves del mundo, el voto será decisivo: marcará no solo su posición frente al cambio climático, sino también su equilibrio entre los intereses económicos y ambientales que dividen hoy al comercio marítimo internacional.
Fuente: Panorama Marítimo y Logístico