Por más de una década, Julio César Filippini estuvo en el centro de las decisiones que moldearon el perfil productivo y logístico de Canelones. Su paso por la Intendencia lo llevó desde la Contaduría General hasta la creación y dirección de la Agencia de Promoción de Inversiones, un organismo que, según él mismo reconoce, nació casi de cero y terminó gestionando proyectos por más de 6.000 millones de dólares.
Un comienzo entre papeles y desafíos
“Yo era contador general de la Intendencia, todo números. Pero en 2015 Yamandú Orsi me dio la llave de una agencia de inversiones que no existía”, recuerda. El reto inicial fue darle estructura a una oficina improvisada. “Decidimos que teníamos que ser la mejor agencia de América. Eso significaba atender al inversor con seriedad, dar información precisa, estar siempre disponibles”.
Con el tiempo, la oficina pasó de un espacio reducido a una sede propia, con herramientas de promoción en varios idiomas y programas para sistematizar proyectos. “Lo fundamental era mostrar que Canelones tenía todo: parques industriales, beneficios de la ley de inversiones, cercanía con Montevideo y el aeropuerto”, explica.
El boom inmobiliario y logístico
Según Filippini, la mitad de las inversiones captadas fueron en infraestructura inmobiliaria, con más de 50 edificios autorizados en el departamento. Sin embargo, también destaca el papel de la logística: “El parque industrial de Olmos creció mucho, y sobre la ruta 101 se multiplicaron proyectos de depósitos y galpones. El 15 % de las inversiones que gestionamos fueron logísticas, otro 25 % industriales”.
El exjerarca asegura que los cuellos de botella, como la falta de saneamiento en Atlántida, frenaron proyectos por años. “Ahora, con nuevas obras prometidas, hay 15 o 20 iniciativas que pueden destrabarse y transformar la zona costera”.
Competitividad y seguridad jurídica
Filippini enfatiza que Uruguay no puede competir con países como Paraguay en costos fiscales, pero ofrece otras garantías. “Tenemos seguridad jurídica, libertad de moneda, salud y educación públicas, un país organizado. Eso explica por qué empresas como Google eligieron instalarse en Canelones”.
De la Intendencia a la Embajada en Paraguay
Tras su paso por la Torre Ejecutiva, donde llegó a recibir proyectos de gran escala como Puerto Profundo o propuestas de hidrógeno verde, Filippini optó por un nuevo rumbo personal y profesional. Hoy es ministro del Servicio Exterior en la Embajada uruguaya en Paraguay, donde actúa como encargado de inversiones y negocios.
“Mi función es acelerar procesos. No se trata de ansiedad, sino de entender que cuando un inversor espera dos años por una aprobación, Uruguay pierde oportunidades y la gente pierde empleos”, sostiene.
El rol de la integración regional
En su actual cargo, Filippini busca impulsar la complementariedad entre Uruguay y Paraguay. “No se trata solo de competir, sino de complementarnos. Podemos presentarnos juntos a licitaciones internacionales, sumar fuerzas en carne, granos o audiovisuales. La clave es pensar en bloque”.
Al mismo tiempo, participa activamente en la vida institucional y social en Asunción, desde la Cámara Paraguayo-Uruguaya hasta actividades deportivas y culturales. “No se trata de figurar. Es demostrar que la embajada está cerca de la gente, de los empresarios y de las familias”.
Con una visión pragmática, Filippini concluye: “Las inversiones no son un fin en sí mismo, son una herramienta para mejorar la calidad de vida. Si un proyecto genera trabajo, tiene prioridad. Eso es lo que siempre me guió y lo que sigo defendiendo”.