La última oleada de sanciones secundarias impuestas por Occidente al sector energético ruso está provocando un fuerte incremento de crudo ruso que permanece “varado” en alta mar. De acuerdo con un análisis de Signal Ocean para la publicación Splash247, el almacenamiento flotante entre buques sancionados ha alcanzado sus niveles más altos desde mediados de 2022.
El contexto es el siguiente: las nuevas medidas buscan contener los ingresos de Rusia por sus exportaciones de crudo, lo cual ha generado disrupciones logísticas y contractuales. Esto ha reducido los mercados receptores y ha incrementado el número de tanques que no logran descargar su carga. Según la información, muchos cargamentos rusos están siendo almacenados a la espera de comprador o tránsito, lo que agrava el cuello de botella marítimo.
Entre los efectos más visibles:
- Aumenta el volumen de crudo ruso en tránsito sin destino claro.
- Los compradores habituales —especialmente en Asia— muestran mayor cautela frente al riesgo de sanciones secundarios.
- Las rutas marítimas se complican porque los tanqueros sancionados o vinculados a Rusia arrastran mayores obstáculos de seguros, financiamiento y logística.
El fenómeno encarna un doble golpe para Rusia: por un lado, menores ingresos por exportación; por otro, mayores costos logísticos y operativos para mover su petróleo. Para el mercado global, representa una presión adicional sobre los flujos y la infraestructura marítima del sector energético.
Fuente: Splash247