Sin anunciarlo de manera oficial, el Gobierno de Ankara ha comenzado a exigir a las navieras pruebas documentales de que sus buques no mantienen vínculos con Israel. Capitanes de puerto en distintas terminales turcas solicitaron a representantes de compañías cartas que certifiquen la propiedad, gestión y operativa de las embarcaciones, además de asegurar que la carga no incluye material militar o peligroso con destino a Israel.
De acuerdo con Diario El Canal, esta decisión representa una ruptura significativa en el comercio marítimo con amplias implicaciones para la región, ya que Turquía no solo es un miembro clave de la OTAN, sino también un importante hub para el transporte marítimo en el Mediterráneo Oriental.
La medida se enmarca en la campaña de presión de Turquía contra Israel, iniciada en 2024 con la suspensión total del comercio bilateral como respuesta a la guerra en Gaza emprendida por el gobierno de Benjamin Netanyahu. Desde entonces, Ankara ha bloqueado tanto importaciones como exportaciones hacia y desde Israel, incluyendo el tráfico marítimo, hasta que se permita un flujo humanitario sin restricciones hacia la Franja.
El impacto económico de estas restricciones es considerable: se estima que el comercio bilateral alcanzaba alrededor de 6.800 millones de dólares anuales, con productos como acero, vehículos, plásticos y maquinaria, que representaban cerca del 6% de las importaciones israelíes.
Con estas disposiciones, los buques que zarpen o arriben a puertos israelíes ya no podrán recalar en Turquía, mientras que las embarcaciones con bandera turca tendrán prohibido operar en terminales de Israel. Esto supone un endurecimiento adicional en las relaciones bilaterales y una limitación directa a los flujos marítimos entre ambas naciones.