El proyecto del túnel sumergido que conectará Santos y Guarujá, considerado una de las obras de infraestructura más importantes del litoral paulista, volvió a sufrir una modificación en su cronograma. El gobierno del estado de São Paulo decidió ampliar el plazo para la firma del contrato con la empresa Mota-Engil Latam Portugal S.A., responsable de ejecutar la construcción y operar la estructura durante los próximos 30 años. La nueva fecha límite quedó fijada para el 28 de enero de 2026.
La extensión del plazo fue otorgada tras una solicitud formal de la empresa concesionaria. Según lo informado, Mota-Engil aún está en proceso de constituir la Sociedad de Propósito Específico (SPE), una figura jurídica indispensable para manejar los recursos financieros y administrativos del proyecto. La creación de esta entidad, junto con la apertura de cuentas y la garantía de capital necesario, es un requisito previo para que el contrato sea firmado y las obras puedan comenzar.
La concesión, que comprende la construcción, operación y mantenimiento del túnel, fue adjudicada en un leilón realizado en la bolsa B3 en septiembre de 2025. En esa subasta, Mota-Engil presentó la propuesta mejor valorada, lo que le aseguró la responsabilidad de llevar adelante este ambicioso proyecto. El contrato inicial tendrá una duración de 30 años, con posibilidad de renovación por igual período.
El túnel Santos–Guarujá representa una inversión estimada de 6,8 mil millones de reales. De ese total, aproximadamente 5,1 mil millones provendrán de fondos públicos aportados por el gobierno del estado de São Paulo y por la Unión. Se trata de un emprendimiento que promete transformar la movilidad de la Baixada Santista, reduciendo sustancialmente los tiempos de desplazamiento entre ambas ciudades, actualmente dependientes de balsas y traslados por rutas congestionadas.
El diseño del túnel contempla alrededor de 1,5 kilómetros de extensión total, de los cuales cerca de 870 metros estarán sumergidos en el canal del puerto. La estructura contará con tres carriles por sentido para vehículos, un corredor para transporte ligero tipo VLT, además de espacios para ciclistas y peatones. Este formato permitirá que la conexión sea más rápida, segura y accesible para diferentes tipos de usuarios.
Aunque el contrato aún no está firmado, ya existe un cronograma preliminar para la obra. Una vez formalizado el acuerdo, se definirá el área en la que se instalará la doca seca, lugar destinado a la fabricación de los módulos de concreto que compondrán el túnel sumergido. Se estima que la producción de estos módulos comience en 2027 y que su instalación bajo el canal ocurra en 2030. La entrada en operación del túnel está proyectada para 2031, siempre que el contrato sea firmado en el nuevo plazo estipulado.
El aplazamiento generó reacciones entre residentes, comerciantes y sectores económicos de la región, quienes expresaron sorpresa e incertidumbre por la variación del cronograma. El proyecto es esperado desde hace décadas, y cada modificación en los plazos aumenta la ansiedad y las dudas sobre su avance real. No obstante, el gobierno estatal sostiene que la prórroga forma parte del proceso normal de estructuración financiera y no representa un retroceso en la iniciativa.
A pesar de la demora, el proyecto continúa avanzado en términos técnicos y administrativos. Las autoridades afirman que, una vez superados los requisitos legales, el contrato será firmado y el túnel finalmente comenzará a materializarse, ofreciendo una solución histórica para la movilidad regional.
Fuente: A Tribuna