El crecimiento acelerado de las normas internacionales está redefiniendo el funcionamiento de la economía mundial, pero muchos países en desarrollo no están en condiciones de seguir ese ritmo y corren el riesgo de quedar rezagados, según advierte un nuevo informe del Banco Mundial publicado este miércoles.
El estudio señala que los estándares internacionales, que abarcan desde requisitos de calidad industrial hasta regulaciones sobre tecnologías digitales y comercio de alimentos, se han convertido en un componente central de la infraestructura económica global. Estas reglas permiten reducir costos, facilitar el intercambio comercial y conectar mercados, de forma comparable al impacto que tienen las carreteras, los puertos o las redes energéticas.
El Banco Mundial destaca que la estandarización ha sido históricamente un motor del comercio internacional. Un ejemplo clave es el uso de contenedores marítimos, cuya adopción impulsó el comercio mundial de manera más significativa que décadas de acuerdos comerciales. Sin embargo, el informe advierte que este mismo proceso puede generar exclusión cuando los países no cuentan con la capacidad técnica e institucional para cumplir con las normas vigentes.
En las últimas décadas, las normas también han adquirido un papel creciente en las tensiones comerciales. Reglas vinculadas a seguridad, salud, medio ambiente o etiquetado forman parte de medidas no arancelarias que hoy influyen en la mayor parte del comercio mundial. Para muchas economías en desarrollo, estos requisitos representan barreras difíciles de superar debido a limitaciones de recursos, tecnología y conocimientos especializados.
El informe subraya que los países en desarrollo tienen una participación limitada en los organismos y comités donde se definen los estándares internacionales. Esta baja presencia reduce su capacidad de incidir en normas que luego afectan directamente a sus exportaciones, su competitividad y su integración en las cadenas globales de valor.
Como respuesta, el Banco Mundial propone un enfoque progresivo para aprovechar las normas como herramienta de desarrollo. En una primera etapa, recomienda adaptar los estándares internacionales a las condiciones locales. A medida que se fortalecen las capacidades nacionales, sugiere avanzar hacia una mayor alineación con las normas globales para facilitar el acceso a los mercados. En el largo plazo, el objetivo es que los países puedan participar activamente en la formulación de nuevas normas.
El documento también recuerda experiencias exitosas, como la de Japón en la posguerra, donde la adopción estratégica de estándares permitió mejorar la calidad de los productos y fortalecer la competitividad industrial a nivel mundial.
Según el Banco Mundial, ampliar la cooperación internacional y apoyar a los países en desarrollo en la creación de capacidades técnicas es clave para evitar que las normas internacionales profundicen las desigualdades existentes y para lograr un crecimiento económico más inclusivo.
Fuente: Banco Mundial