El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, endureció su postura frente a la Unión Europea al reclamar una definición inmediata sobre el acuerdo comercial con el Mercosur. El mandatario advirtió que, si el pacto no se concreta en el corto plazo, Brasil no continuará impulsándolo. El mensaje apunta directamente a los países europeos que aún expresan reservas sobre el tratado. “Ya avisé que, si no es ahora, Brasil no hará más acuerdos [con la UE] mientras yo sea presidente”, dijo visiblemente irritado.
La advertencia fue realizada a pocos días de la cumbre semestral del Mercosur, prevista para celebrarse en Foz do Iguaçu. Ese encuentro había sido señalado como el escenario clave para avanzar en la firma de un acuerdo que lleva más de dos décadas de negociaciones y que es considerado estratégico tanto por los países sudamericanos como por la propia Unión Europea.
Lula manifestó su malestar ante las dudas persistentes dentro del bloque europeo, especialmente en Francia e Italia. Según el presidente brasileño, el Mercosur ya realizó múltiples concesiones para atender las preocupaciones ambientales y comerciales planteadas por la UE, por lo que considera que no hay margen para nuevas dilaciones.
En el caso de Francia, la resistencia está vinculada principalmente a la presión del sector agrícola, que teme un impacto negativo de las importaciones sudamericanas. Italia, por su parte, sostiene que el texto del acuerdo aún no está maduro y requiere revisiones adicionales antes de ser aprobado por los Estados miembros.
El jefe de Estado brasileño remarcó que el contexto internacional exige decisiones claras y rápidas. En ese sentido, sostuvo que el fortalecimiento del multilateralismo y de las alianzas comerciales amplias es fundamental frente a un escenario global marcado por tensiones geopolíticas y tendencias proteccionistas.
La ratificación del acuerdo requiere el respaldo de una mayoría cualificada dentro de la Unión Europea, lo que vuelve determinante la posición de los países más reticentes. Desde Brasil, sin embargo, se percibe que las nuevas exigencias europeas responden más a intereses internos que a obstáculos técnicos reales.
Con esta postura firme, Lula busca forzar una definición política antes de la cumbre del Mercosur. De no concretarse el acuerdo, Brasil dejaría en suspenso uno de los tratados comerciales más ambiciosos de la región, cerrando al menos por ahora una negociación que se extiende desde hace 26 años.
Fuente: El País América